El caso de Leila Rosado (29 años), la mujer asesinada en el acto tras 6 disparos en el Callao, ha devuelto la mirada pública hacia la deficiente seguridad de la zona. En los últimos 18 meses, según la PNP la inseguridad ha cobrado 287 vidas en la región, una cifra que va en aumento si el accionar de las autoridades sigue sin mostrar ninguna señal de vida.
El escenario es horrible. Todo inició el 06 de octubre, tres personas, Giuseppe (29), Roberto (16) y Leila (29), salían a caminar por la altura de la cuadra 6 en el jirón Áncash, en el Callao. A los minutos, dos hombres salieron de un callejón y empezaron a disparar y escaparon con éxito. Después de lo sucedido, Leila se encuentra tirada en el pavimento tras recibir 8 balazos en el cuerpo, mientras que sus acompañantes están heridos por los impactos. Al llegar al hospital Carrión de Bellavista, el cuerpo de Giuseppe llega cadáver tras un impacto de bala en el pecho. El único sobreviviente del suceso es el menor, quien recibió un disparo en el maxilar derecho, no podía hablar.
Leila no vale nada
Ese sábado 8 de octubre, Jesús Torres (24) va directo a la Divincri del Callao. Estando en la comisaria, espera a que salga algún policía. Una vez con él, empezó a aportar información relevante para el caso de Leila. “Leila no vale nada para su ex pareja”, comenta Jesús, quien está seguro que todo se trataría de un ajuste de cuentas.
Lo que parecía ser un caso sin resolver ahora cuenta con más pistas, y es que su última ex pareja de Leila, quien se encuentra en el penal Santa Rosa del Callao, tendría conflictos con algunos compañeros de celda y amenazaron con matarla, cosa que él mencionaba que no le importaba.
“Desde hace ya una semana la han intentado matar, pero no lo lograron”, explica Jesús. Las hipótesis van teniendo forma y los victimarios salen a la luz.
Entre hojas
La Policía llega al hospital Carrión, van a visitar a Roberto y a obtener declaraciones sobre lo sucedido. Son las 10:30 a.m. del 10 de octubre y nadie habla, el silencio de Roberto es más que suficiente para saber que aún se encuentra mal.
Sacan papel y lápiz y se lo dan a Roberto, la policía quería respuestas. Salieron las primeras palabras de sus manos, no eran 3, eran 4 los que estaban esa noche del 06 de octubre. Danixa (28) era una chica más incorporada al grupo. Ellos querían caminar por el jirón Loreto, pero ella quería ir por el jirón Ancash, por más peligroso que sea. Los convenció. Mientras caminaban, ella en un punto del camino se separó, empezó a caminar por la pista. Ni bien salieron los sicarios, ella se fue corriendo por otro lado, como si todo estuviera planeado.
Además de ello, redactó que vio los rostros de los sicarios, quienes se hacen llamar por los apodos ‘Sepi’ y Esteban, quienes viven en un barrio muy peligroso llamado La Siberia en el Callao.
Guardan los papeles y el lápiz. Es cuestión de tiempo para que los oficiales y la fiscal tengan a los sicarios identificados y así hacerlos llamar junto con Danixa. Leila pagó por algo que no se merecía, aprendió a balazos lo que no le correspondía.
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