El caso de A.S (5 años), quien sufrió de una presunta violación por el hermano de la directora en el centro educativo ha generado mucha conmoción entre los padres y vecinos del Callao. Lo que inició con simples sospechas, ¿terminará siendo verdad?
El escenario era terrible. Primero: una madre de familia anuncia a los padres de los escolares que su hijo sufrió un abuso sexual en el colegio. Segundo: buscan una explicación por parte de la directora y no obtienen respuesta. Tercero: los padres deciden romper el portón del centro educativo, destrozar todo y quemar el área de dirección en respuesta al mensaje silencioso de la directora.
Todo inició el 1 de septiembre, Lila Siquihua (35) regresaba a su casa junto a su hijo A.S (5), una tarde soleada y acogedora que terminaría convirtiéndose en fría y espeluznante para la madre. Su hijo, quien va a hacer sus necesidades, la llama para que lo ayude a limpiarse y, en medio de la molestia de la madre quien su hijo no se dejaba de mover por la desesperación, se percata que estaba lleno de sangre.
Pasan tres días en donde la preocupación aumenta y decide consultarle una tarde a las madres de familia sobre lo sucedido, mientras esperaban la salida de los niños. Una voz bastó para iniciar los rumores: “¿y si fue violado?”. El silencio fue más que suficiente para iniciar a descartar gente y sacar sospechosos. Todas las madres estaban de acuerdo en algo: el único hombre que trabaja en ese colegio es el hermano de la directora.
Una fría mañana del 6 de septiembre terminó siendo la más calurosa del asentamiento humano “Las Magnolias”, urbanización Oquendo, en el Callao. El colegio particular Virgen del Carmen Inmaculada estaba congestionado por la ira de los padres y la prensa atenta a apoyarlos y culpar a un violador. Al llegar la tarde, el colegio ya tenía las ventanas rotas, el portón safado, las paredes pintadas, cenizas en el interior y la policía resguardando la entrada. Ese día fue el más ajetreado de todos, declaraciones por todos lados, el resultado del niño que pasó por médico legista y las pruebas del presunto violador, Coqui Paucar (52) en donde indicarían si tuvo relaciones sexuales en ese corto periodo de tiempo. Salió negativo.
Otro paradero
Una tarde del 12 de septiembre, la policía y la fiscal se encontraban en la patrulla, en dirección al departamento de una familia venezolana. El carro avanza a su destino mientras ellos sacan hipótesis sobre quién sería el culpable. Entre todas las sospechas, un oficial recrea los hechos, en donde el origen pudo ser en el baño del colegio. No había dudas, podría ser él.
Llegan a su destino, tocan la puerta y los recibe María González (32), les saluda cordialmente y agradece la visita. No desea colaborar con la investigación. Ni ella, ni su esposo Julio Pérez (35) y ni su hijo N.P (6). A pesar de la terquedad de los esposos, los oficiales lograron convencerlos de que ello solo se trataba de obtener más declaraciones sobre lo sucedido, que serviría más como un apoyo a la investigación que ponerlos en contra. El plan estaba yendo en marcha.
![](https://static.wixstatic.com/media/b5ec80_f96f159e6c6346e997526bce82dbc23d~mv2.png/v1/fill/w_748,h_420,al_c,q_85,enc_auto/b5ec80_f96f159e6c6346e997526bce82dbc23d~mv2.png)
Entre voces y pensamientos
Lilia está con su tía a las afueras del colegio, declarando para un enlace en vivo de la prensa. Ella se encuentra devastada, a pesar de que no puede contener el dolor y las lágrimas cayendo en su rostro. Responde todas las preguntas de la periodista, aunque por momentos su familiar la ayuda.
Esa mañana, informa a los medios que su hijo, tras ir al médico legista, presenta indicios de ser violentado sexualmente. El sospechoso no da la cara, al igual que la directora. Un comunicado de la directora Susy Paucar (58) en Facebook levantaría más la ira de los padres de familia y vecinos de la zona: “clases virtuales hasta la próxima semana”.
Martes 6 de septiembre, una herida de dos centímetros en el recto. Ese fue el resultado final en el médico legista. La infraestructura del colegio es un tanto peculiar, el baño está muy cerca a los salones y a dirección, por lo que es muy difícil que Coqui lo hubiera penetrado en el baño. Difícil pero no imposible. Pudo ser algo ajeno a él, como un objeto análogo o su dedo. Puede ser un dedo.
“Es idéntico a su padre”
Pasan las primeras pisadas decididas a llegar al blanco. Esa tarde del 12 de septiembre, la policía y la fiscal ingresan al hogar de la familia de venezolanos.
“Es idéntico a su padre”, señala María, quien da pequeñas caricias al cabello de su hijo con una sonrisa encantadora. Alquilan ese mini departamento desde hace ya algunos años. Sala, baño, comedor, dormitorios. Lo tienen todo, lo básico, lo primordial. Una familia alegre, aunque por momentos la alegría se iba, pequeños y cruciales para la investigación.
Mientras se pregunta más por la amistad de su hijo N.P con el agraviado, el padre actúa de manera prepotente, a la defensiva, altanero. Cree que así no se meterán en problemas, pero más que problemas, da respuestas. La policía menciona una vez más que no se sacará nada de contexto en esa conversación, ya que solo quieren conocer a los allegados de la víctima.
Un oficial empieza a interactuar con el niño. Un niño muy travieso, “chacotero” como dirían, pensando en tener pareja con tan solo 6 años, muy despierto a tan temprana edad.
Juego de niños
Es importante saber el entorno de A.S, por lo que empiezan las preguntas. “Mi hijo tiene sus amiguitos en el colegio, pero se junta más con N.P”, fue lo que dijo Lilia al oficial. Describe al niño como alguien muy travieso y “tremendo”. Se pregunta a algunos padres si conocen al infante hasta que se le pregunta a la directora sobre él. Esa misma tarde del 6 de septiembre, ella comenta que el niño N.P es muy malcriado, que genera muchos problemas y la última vez que los cometió fue hace una semana por estar metiendo su dedo entre la falda de las niñas y salir corriendo.
Después de los resultados del pequeño A.S en la cámara Gesell, se llega a una conclusión que este no muestra ningún indicio de ser violado. Para él, todo es como un juego. La policía solicita a la fiscal otra vez se le lleve al infante a la cámara Gesell. Es difícil que suceda, sobre todo por el abogado de Coqui, quien considera que ello sería una jugada en contra para él.
La verdad está en las manos
El carro se enciende y avanza. La policía y la fiscal hablan sobre la interacción que tuvieron con la familia de N.P.
Son las 6:25 p.m. y tienen un dilema. Una víctima, dos sospechosos. Hay dos hipótesis, la primera es que todo fue un juego entre N.P y A.S, por lo que no se tomaría cargos contra el menor, ya que lo hacen “en su inocencia”. La segunda es que Coqui es el culpable, pero solo se sabrá tras el resultado de la prueba psicológica, si estaba mintiendo o no. Además, él no cuenta con teléfono, ni redes sociales, por lo que lo hace más sospechoso. Puede ser alguien asocial como también alguien mentiroso. Sea cual sea el resultado final, hay algo que sí queda en claro: “juego de manos, juego de villanos”.
![](https://static.wixstatic.com/media/b5ec80_dde4e3c00dc94bf7922f0ca457abd92b~mv2.png/v1/fill/w_980,h_548,al_c,q_90,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/b5ec80_dde4e3c00dc94bf7922f0ca457abd92b~mv2.png)
コメント